29 de agosto de 2006

las amigas

Si Eduardo supiera lo que la Emita
si Alvaro supiera lo que la Sole
si Fito lo que la Anita
me dicen cuando ya no dan más en sus relaciones,
ningún novio/marido resistiría la conversación.
Algo pasa entre las mujeres, que ante el agobio del desentendimiento de pareja, se junta con otra o más mujeres, a contar lo incontable de la pesadumbre.
El relato será detallista e infidente, los malestares pueden llegar a descripciones insoportables para el hombre ausente.
Lo mágico de este momento, es que si al día siguiente, las amigas ven a la relatora feliz con su pareja, nada de lo que dijo el día anterior tendrá importancia ni validez, ninguna de las mujeres estará observando al marido como ella lo describió, el degollado ha pasado a la vida nuevamente sin mácula, y nada quedará en el registro, salvo que se vuelva a repetir su desencanto, y si nuevamente ella se reconcilia, nuevamente el olvido será automático.
Por eso él hizo pésimo al escuchar la conversación con la amiga.
Lógico que escuchar todo ese descargo, lo lanzó a la separación abrupta, anticipada.
El todavía no entiende, ni sabe que ella ya sabe que escuchó.
El la mira con desprecio y altivez, desde el sillón del que sabe, todas las infamias que salieron por la boca de su amada.
Ella insiste en que lo ama. Y era verdad.
La desconfianza mordió el anzuelo.
Ella no, ella habría querido en la sospechas de microinfidelidades haberse convertido en chip de teléfono celular, y ver y escuchar todo. Pero no. Siempre supo que no era necesario.
Ella ganó una batalla.
El perdió a su mujer.

20 de agosto de 2006

Dolor

El dolor
ha empapado
ha remojado lo que no vi,
irrigado a reparar
la porfía
han venido tantos dolores
como cegueras hube
el cuerpo en punto de quiebre
Ay! Sonia, me harías un masaje?
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