27 de noviembre de 2009

1965

Despertar de nuevo en esa pieza
que no existe
las luces de los autos
iluminan esa cama
que no existe
escucho acostada nuevamente
los ruidos de la calle
que no existe
aprieto la almohada
con angustia
que no existe.

25 de noviembre de 2009

Milton Nascimento


Yo no sabía si ir.
El nombre del recital: Milton "Homenagem ao publico"celebrando 50 años de carrera.
Y no se puede dejar de sacar la cuenta de la edad, cincuenta años cantando, empezó a los ....
Y el mismo día del recital, me bajó la duda, y compré la entrada.
Porque mal que mal, es Milton. Porque lo vi en Sao Paulo, creo que era en el estadio Morumbi, hace exactamente 22 años atrás, y fue una fiesta, fiestaza. Cuando volví a mi casa, Lourdes, la nana de la casa, me dijo: "ah, meu Deus esse nego feio, mais a gente adora".
Cómo no ir. Primera vez que voy sola a un recital, me dieron ganas de ir sola.
Y me tocó una fila vacía, o sea, muy sola. Tiene de bueno estar sola en un concierto, en una fila vacía, que uno puede cantar como loca, emocionada y desafinada, lagrimear, desbordarse, y que nadie escuche.
Y Milton es bajo, en el Morumbi yo lo había visto alto, y está gordo, bien gordo, camina lento, apenas se mueve, y canta, a veces apenas canta, a veces desafina, y ya no tiene esa fuerza maravillosa en la voz que era tan característica, pero es ese mismo timbre de voz que tanto quiero, y las canciones que tanto quiero: Paula e Bebeto:

Qualquer maneira de amor vale a pena
Qualquer maneira de amor vale amar
Pena que pena que coisa bonita, diga
Qual a palavra que nunca foi dita, diga
Qualquer maneira de amor vale aquela
Qualquer maneira de amor vale amar,

y Coraçao de estudante, María María...
Es decir fue un concierto para nostálgicos.
El se viste casual, pero esta vez, demasiado demasiado casual, es decir, una chaqueta de cuero vieja, y no se sacó las cosas que tenía en los bolsillos, se le veía harto peso en el bolsillo. Tendrá la billetera?, pasaporte?, monedas?
Pero yo igual lloré, por todo lo que viví cuando vivía en Brasil, y la compañía de esas canciones. Me quedé con ganas de escuchar Fe cega, faca amolada.
Y salí triste del concierto, acordándome de ese enamorado brasilero que me cantaba Amigo é coisa pra se guardar, debaixo de sete chaves, dentro do coração.

9 de noviembre de 2009

Diego, el Cigala


Fue por esa tontera turística, de que España es flamenco, que no me podía ir sin antes haber escuchado algún cante hondo, la que me hizo fijarme ese día soleado en Barcelona hace varios años atrás, en el pequeño afiche que decía GREC: Diego El Cigala, le encontré buena pinta al nombre, y partí a comprar las entradas. Agotadas. Definitivamente, debe ser bueno.
Después de algún año o dos, yendo hacia al trabajo acá en Chile, veo el afiche del recital Lágrimas Negras, ahí sí encontré entradas, ahí mismo me enamoré.
Esta es la tercera vez que lo veo. En el recital de anoche presentó su último trabajo: Dos lágrimas. Yo no le hubiera puesto ese nombre, pero puede ser que haya querido darle continuidad al trabajo con los boleros. Hay cosas que dan lo mismo.
Partieron tocando los músicos, un tema completo antes de que él saliera. Jaime Calabuch al piano, Yelsy Heredia contrabajo, Diego Moreno guitarra y el extraordinario Sabú Suárez en la percusión.
Hasta que apareció, canta y el mundo se detiene.
Qué puede, pero qué puede importar que use zapatos de charol negros destellantes, terno negro brilloso, anillazos de oro, pulseras, medallas, que tome trago entre las canciones con el dedo meñique perfectamente estirado, que se desabroche a abroche relamidamente la chaqueta, se sorbetee los mocos y se seque la sudá con su elegante toalla negra. Eso, eso da lo mismo, con su cara maravillosa y los ojos negros, derrite el alma.
Todo suena perfecto salvo algún imbécil sonidista, probablemente chileno, no le dio con el retorno, y el Cigala acomodándose insitentemente el audífono, seguramente no le cabía, o se le caía, no lo pudo arreglar durante todo el concierto. Pero como él es pro, cantaba igual de lindo, con la mano izquierda en el oído tratando de enchufarse el aparato. Tensa, de que le achunte, de que le quepa, lo encaje, y cante en paz.
Salimos del concierto cantando... "contigo me voy gitanaaa y aunque me cues-te-mo-rir"... con más ganas de volver a mis clases de flamenco, Anita con ganas de comprarse un cajón y probar sus dotes percusionistas, y las dos pensando que a un hombre así le perdonamos sin asco las pulseras de oro y los anillos con tal de que nos susurre cantando al oído esa canción: te esstraño...
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