Plataformas

Se desplazan por un eje
dos plataformas
se deslizan suaves y perfectas hasta encontrarse
un sello
se alojó en el hemisferio
mientras se abren tres nuevas rendijas amarillas
la mandíbula en alto
de un mentón perfecto
mira inexpresiva
enaltecida
dos gusanos impresentables
tratan de alcanzarla
no hay diálogo
ni miramientos
gira suavemente el cráneo hacia el este
sin dejar registro de la mirada
no hay recuerdos.

Los viejos jóvenes

La Quinta Vergara en Viña del Mar se fue llenando de forma violenta, entraban y entraban cuarentones, cincuentones, sesentones, y veinteañeros.
Hicimos la ola, acomodamos los cojines, y empezó el show.
La música, la más excelsa de las artes, es como la glucosa a la sangre, placer directo al alma.
Moviliza a miles, para sentarse en silencio a esperar que esa magia ocurra. Y cuando ocurre, no hay mayor placer.
Nos fuimos en auto de Santiago a Viña, con Ximena, escapando del calor y el trabajo, paramos en la Copec a comer hot dogs, compramos coca-cola, llegamos a un mar de autos buscando estacionamiento, y terminamos sentadas ansiosas de que comenzara el concierto de Serrat y Sabina, Dos pájaros de un tiro.
Entonces miré a Serrat, más viejo, y más guapo.
Y me acordé de Nicanor, Parra, el viejo más guapo de todos, con noventa y tantos recorridos. Es que es el alma. El alma joven que nunca se sentó, el alma intrépida, el alma con territorios vírgenes.
Y ahí están, los viejos jóvenes, bellos seres que alegran, entusiasman, despiertan.
Eso pensaba mientras Sabina cantaba, con un fondo de imágenes de un diseño gráfico espectacular, con todos los jóvenes asistentes:




"...Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren"...

Y los viejos cantábamos dichosos, melancólicos y tan dueños de esas notas de "Mediterráneo", con Serrat, el precioso.







Nicanor Parra

noviembre negro grisáceo

Tiraría todo por la borda por la mismísima borda y me iría a bañar en una agua templada, sin olas, me tiraría de espaldas desnuda en la playa, a mirar pasar las nubes, tocando con las manos esa textura y hundiendo levemente los pies en la arena, por horas, por muchas horas, por muchos días.
Siempre pasará esto cuando se acerca el fin de año?

120 km/hora

Easy Rider suena tan antiguo
el auto se traga el asfalto
sin baches
el campo se abre quieto y nublado
I love you darling
canta
mecánicamente se asoman sensaciones
mientras mecánicamente avanzo a 120 km por hora
la carretera
provoca esa magia
de ir sin espacio y sin tiempo
hacia ningún lugar

Sonata Nº 32, Beethoven

Con las vísceras abiertas descubiertas
sin secretos el piano
será cerrado
sólo después de que él lo haya completamente
desangrado.