9 de noviembre de 2009

Diego, el Cigala


Fue por esa tontera turística, de que España es flamenco, que no me podía ir sin antes haber escuchado algún cante hondo, la que me hizo fijarme ese día soleado en Barcelona hace varios años atrás, en el pequeño afiche que decía GREC: Diego El Cigala, le encontré buena pinta al nombre, y partí a comprar las entradas. Agotadas. Definitivamente, debe ser bueno.
Después de algún año o dos, yendo hacia al trabajo acá en Chile, veo el afiche del recital Lágrimas Negras, ahí sí encontré entradas, ahí mismo me enamoré.
Esta es la tercera vez que lo veo. En el recital de anoche presentó su último trabajo: Dos lágrimas. Yo no le hubiera puesto ese nombre, pero puede ser que haya querido darle continuidad al trabajo con los boleros. Hay cosas que dan lo mismo.
Partieron tocando los músicos, un tema completo antes de que él saliera. Jaime Calabuch al piano, Yelsy Heredia contrabajo, Diego Moreno guitarra y el extraordinario Sabú Suárez en la percusión.
Hasta que apareció, canta y el mundo se detiene.
Qué puede, pero qué puede importar que use zapatos de charol negros destellantes, terno negro brilloso, anillazos de oro, pulseras, medallas, que tome trago entre las canciones con el dedo meñique perfectamente estirado, que se desabroche a abroche relamidamente la chaqueta, se sorbetee los mocos y se seque la sudá con su elegante toalla negra. Eso, eso da lo mismo, con su cara maravillosa y los ojos negros, derrite el alma.
Todo suena perfecto salvo algún imbécil sonidista, probablemente chileno, no le dio con el retorno, y el Cigala acomodándose insitentemente el audífono, seguramente no le cabía, o se le caía, no lo pudo arreglar durante todo el concierto. Pero como él es pro, cantaba igual de lindo, con la mano izquierda en el oído tratando de enchufarse el aparato. Tensa, de que le achunte, de que le quepa, lo encaje, y cante en paz.
Salimos del concierto cantando... "contigo me voy gitanaaa y aunque me cues-te-mo-rir"... con más ganas de volver a mis clases de flamenco, Anita con ganas de comprarse un cajón y probar sus dotes percusionistas, y las dos pensando que a un hombre así le perdonamos sin asco las pulseras de oro y los anillos con tal de que nos susurre cantando al oído esa canción: te esstraño...

1 Comments:

Blogger TORO SALVAJE said...

Si conectas con el flamenco acabas enloqueciendo.
Es bonito, bonito y bonito.

Besos.

10:15 a.m.  

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