18 de febrero de 2007

Recuerdo de un micrón de segundo de Navidad

Estaba el viejo pascuero sentado en el supermercado.
Un señor de barba no tan viejo como canoso. Llegar a esa edad a sentarme de viejo pascuero! Con todo el talante perdido, pensé, huyendo de su realidad.
Porque disfrazarse de perro Doko, de yogurt Nestlé, de gatito Whiskas, o de mayonesa Hellmans, es menos egodesafiante, mal que mal a uno no se le ve la cara.
Pero para llegar a sentarse de viejo pascuero hay que ser de otro país, o haber apaleado el ego hasta desintegrarlo de una manera en que ni los lamas rimpochés lo lograrían.
Imagínese usted no más, sentado de viejo pascuero mientras se acerca su ex compañero de trabajo con el nieto, el primo próspero, su ex novia, la ex señora. A este señor ya lo dejó su mujer.
El viejo pascuero me vio, miró por encima de los anteojos, olvidó su oficio de viejo pascuero, y quiso conquistarme, al mismo tiempo en que volvía a tomar conciencia de su traje y su ubicación, no por su caracter de pascuero asexuado, de viejito bueno y deserotizado, sino porque este viejo pascuero se siente podrido. Entonces, antes de que su mirada me alcanzara, la bajó y se quiso ocultar, y yo, que soy compasiva, nunca supe que hubo un pascuero sentado ahí.

3 Comments:

Blogger rohn bayes said...

hmm'
wow
oooh!

6:26 a.m.  
Blogger Noelle said...

El viejo pascuero! que forma tan graciosa de llamarle a Papa Noel!! muy lindo recuerdo Ale.. con mucho estilo...;) besotes

3:07 p.m.  
Blogger alejandrapiam said...

jaJajaJaj
claro! qué gracioso!
comparado con Papá Noel o Santa Claus!! parece hasta despectivo, será nuestra idiosincracia chilena!

10:50 a.m.  

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